miércoles, 31 de agosto de 2011

"LOS DOS HIDALGOS DE VERONA": UNA ESTUDIANTINA SHAKESPIRIANA

A comienzos de la década del sesenta yo había tratado de hacer teatro con universitarios, apoyado con todo el entusiasmo de que era capaz por Emilio Stevanovich. En la Facultad de Derecho, una “encargada de actividades culturales” me dijo que eso no era posible, porque “siempre se terminan infiltrando los comunistas, que son los únicos que se interesan por la cultura” (la cita es absolutamente textual).
Yo había venido siguiendo de cerca el movimiento mundial de teatros universitarios, que eran la avanzada de todas las vanguardias, dado que se definían a sí mismos como “centros de drama”, donde la investigación se llevaba (y se lleva) a cabo despojada de todo tipo de intereses comerciales o exitistas.
Con esa fijación por las “estudiantinas”, que venían con tradición de siglos, desde las “troupes atenienses” que irrumpían al final de cada ciclo de estudios en los claustros de la vieja Heidelberg, a orillas del Néckar (donde transcurre el drama de Guillermo Meyer Forster “El príncipe estudiante” y donde se imprimió la primera Biblia políglota), me aboqué a comienzos de 1970 a montar una de las más tempranas comedias de William Shakespeare: “Los dos hidalgos de Verona”, con un elenco de jóvenes con escasa formación, pero capaces de la jovial irreverencia de los universitarios de Oxford, Nantèrres o Alcalá de Henares.
El espectáculo (muy bello por cierto), resultó una suerte de anticipo de lo que yo terminaría concretando, por fin, cinco años más tarde: la creación del Teatro de la Universidad de Buenos Aires, cuya historia de casi una década está contada con lujo de detalles en el Blog que encontrarán en el sitio www.arielquirogatuba.blogspot.com

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